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miércoles, 29 de abril de 2015

Mayweather vs Pacquiao. La pelea de los mil millones de dólares


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En la madrugada del próximo sábado 2 de mayo tendrá lugar uno de los espectáculos deportivos más esperado de los últimos años. Dos de los mejores boxeadores de su generación, Floyd Mayweather Jr. y Emmanuel Dapidran Pacquiao (más conocido como Manny Pacquiao), se enfrentarán por la unificación de la corona mundial de los pesos welter, en el que promete ser el evento más grande en la historia del boxeo.
Pero sobre el ring del  MGM Gran Arena de Las Vegas, esa noche habrá algo más que dos boxeadores luchando por el cinturón de campeón del mundo, estarán dos de las marcas más famosas y potentes del mundo del deporte. Dos leyendas vivas del boxeo. Dos auténticas máquinas de hacer dinero.


Mirando a nuestro alrededor es fácil comprender porqué las marcas son más importantes hoy en día de lo que jamás lo han sido antes. Una buena construcción de marca representa un valor increíble tanto para deportistas como para empresas y corporaciones, porque un producto (sea cual sea), no vale gran cosa sin su marca. Es la marca la que le da valor, el branding es lo que le hace valioso. 
Los productos tienen ciclos de vida, pero las marcas sobreviven a los productos, de ahí la importancia de las marcas asociadas a esos productos como garantía de calidad, credibilidad y experiencia.
Una marca es una percepción que tenemos en nuestra cabeza acerca de una persona, un producto, un servicio, una organización, una causa o una idea. Por lo tanto, la construcción de una marca se basa en la creación deliberada y consciente de esa percepción deseada en la mente de otra persona. El mejor plan para conseguir estos objetivos comienza con sólo tres componentes: qué quiero transmitir a mi público objetivo, cómo lo voy a lograr y qué personalidad o sentimiento quiero que tenga mi marca y sea proyectada hacia el exterior.
Sin marca no hay diferenciación, y sin diferenciación la rentabilidad a largo plazo desaparece. Por ejemplo: Mayweather es el chico malo de Detroit. Un niño prodigio del boxeo, hijo y sobrino de boxeadores. Ha sido campeón del mundo en cinco categorías distintas. Es un gran aficionado a las mujeres, a las apuestas millonarias, a los coches de lujo, a despilfarrar y a hacer ostentación a través de las redes sociales de las grandes cantidades de dinero que posee. En cambio Pacquiao es todo lo contrario. Un educado padre de familia, miembro del congreso filipino, y ferviente católico. Es un hombre hecho a sí mismo, que empezó a boxear para salir de la extrema pobreza en la que vivía y que a través del esfuerzo y la dedicación ha logrado ser campeón del mundo en ocho categorías distinta.  Y que hoy vive entregado a su principal obsesión, la filantropía.


Y es que la singularidad asociada a nuestra marca es lo que nos hará distintos, ya que el establecimiento de una buena identidad requiere de algo que nos haga sobresalir de la competencia. Pero buscando siempre una diferencia real, sostenible y significativa, que no sólo busque los beneficios racionales asociados al lado izquierdo del cerebro, también los del lado derecho, los emocionales. Porque una diferenciación exitosa no tiene lugar únicamente en la mente de los clientes, también está en sus corazones.
Las personas no guardamos relación con los productos, la gente (los consumidores), le somos fieles a las marcas. Porque una marca pueden inspirar a millones de personas a unirse a una comunidad, y tiene el poder de unir a la gente a favor o en contra de algo. En cambio los productos sólo tienen una dimensión, son planos, no como las marcas llenas de matices, variables y características capaces de activar a grupos enteros de personas y conseguir que el mundo cambie. Algo imposible para los productos por si solos.
En la actualidad la construcción de un modelo que encaje y proyecte adecuadamente una buena esencia de marca que atraiga a nuestro público objetivo, requiere más de estrategia de movimiento cultural que de estrategia de construcción de marca. Vivimos en una época convulsa de continuos cambios, reivindicaciones y movimientos sociales y si conseguimos enfocar nuestra estrategia de marca como si de un movimiento cultural se tratase, el ascenso de nuestra marca con respecto a la competencia será más rápido, nuestra segmentación más efectiva, y conseguiremos maximizar enormemente nuestra gestión de las redes sociales.
Are you ready to rumble? Que gane el mejor.




(English Version)

Mayweather vs Pacquiao. The billon dollar fight

Next Saturday May 2nd at dawn, one of the most important sports events will take place.  Two of the best boxers of their generation, Floyd Mayweather Jr. and Emmanuel Dapidran Pacquiao (best known as Manny Pacquiao) will fight to win the world’s welterweight championship at the biggest boxing event ever.  At Las Vegas MGM Grand Garden Arena not just two boxers will be fighting for the world’s champion belt that night but two of the most famous sports brands.  Two living boxing legends.  Two real money makers.

Looking around is easy to understand why brands are more important now than ever.  A good brand development is an incredible value for companies because products (which ever they are) have no sense without a brand.  It is the brand that gives value to the product, branding is what matters. Products have a life cycle but brands go further than products, therefore associating brands to products is a guarantee of quality, credibility and experience.
A Brand is a perception about a person, a product, a service, an organization, a cause or an idea.  Brand development is based in the intentional creation of a wished perception.  Best plan to achieve these goals include three tasks: what do I want to communicate to my target audience, how am I going to make it and what personality or feeling do I want my brand to have and how is this going to be shown.

Without a brand, there is no differentiation and without it long term profitability dies. For example: Mayweather is Detroit’s bad boy.  A boxing prodigy, he is also son and nephew of boxers.  He has been world champion in 5 different categories.  He is keen on women, million bets, luxury cars, wasting money and showing everyone how much money he has.  On the other hand Pacquiao is just the opposite.  He is a well-mannered father, member of the Filipino congress and devoted catholic.  He is a man made to himself that started boxing to escape from poverty and that through hard work and effort has managed to be world champion in 8 different categories.  His main obsession is philanthropy.
Individuality associated to our brand will make us different because setting up a good hall-mark requires some distinction from our competitors.  But always looking for a significant and real difference, not just  looking for rational benefits from our left side of the brain but also looking for the emotional ones, the right side brain.  Differentiation is not just a brain thing but also a heart thing.
People don’t relate with products, we are loyal to brands.  Because brands can inspire millions of people and make them join a community, brands have the power to connect people for a common cause or against something.  Products just have one dimension, they are plain, just the opposite to brands that are full of meanings and shades and have the ability to empower people to make the world change.  This would be impossible for a product itself.
Nowadays having a model to develop our brand essence requires a cultural movement strategy more than a brand strategy.  We are living in a period of upheaval, an era of changes, reclaims and social movements and if we can focus our brand strategy as a cultural movement, our brand will be promoted above our competitors’, our segmentation will be more effective and we will be able to maximize our social network management.
Are you ready to rumble? Shall the best win.