Compartir

miércoles, 15 de junio de 2016

Hitler "My Brand"

Para leer este artículo te recomiendo:


Sorprendentemente desde su publicación el pasado enero, la nueva edición crítica del libro autobiográfico de Adolf Hitler “Mein Kampf” vuelve a ser un éxito de ventas en Alemania.
Durante 70 años los derechos de autor de la novela han pertenecido al estado de Baviera, el cual ha prohibido celosamente la reimpresión de esta biblia del nazismo que se regalaba en las bodas y se leía en las escuelas. Pero ésta, no dejaba de ser una prohibición anecdótica ya que durante todo este tiempo el libro podía ser descargado fácilmente desde Internet. Incluso ediciones antiguas de “Mein Kampf”, han estado vendiéndose legalmente en librerías de investigación y anticuarios; sólo su reimpresión estaba prohibida.
Comprar o descargar este libro es un acto simbólico que va más allá de cualquier tipo de implicación intelectual, que si no se lee con la suficiente formación intelectual y sentido común se corre el riesgo de dar cobijo a dos de las grandes amenazas de la sociedad actual: la estupidez y la ignorancia ¿Prohibir por ello nuevamente su publicación? Sinceramente, veo más valioso y útil conocer de primera mano el testimonio del mal que cerrar los ojos ante su presencia. Pero ese es otro debate.
A grandes rasgos, lo que nos ofrece “Mein Kampf” está muy lejos de lo que se puede esperar de un relato de estas tipo, que generalmente busca proyectar una imagen idealizada, carismática y atractiva, que sirva de apoyo al nacimiento de un salvador nacional como Hitler pretendía ser. Eso simplemente aquí no sucede. Hitler se presenta a sí mismo como un perdedor amargado, envidioso y traumatizado, con un fuerte resentimiento y autocompasión siempre presentes, que roza lo tragicómico en el relato de su estancia casi vagabundesca en Viena.


Ni la ideología del Nacional Socialismo era original, ni resultó ser el fruto de una culminación intelectual basada en sus tradiciones, simplemente fue un batiburrillo de diferentes pensamientos surgidos con anterioridad en Rusia, Francia, Italia y Turquía. Por ejemplo: las doctrinas raciales las cogieron prestadas del diplomático y filósofo francés Arthur de Gobineau, el antisemitismo de escritores rusos y franceses y del anti-bolcheviquismo importando del Movimiento Blanco de la Guerra Civil Rusa, el culto a la violencia y su odio a toda fuerza democrática de los fascistas de la Italia de Mussolini, y la idea del despertar del orgullo nacional de Kemal Atatürk y su revolución turca.
Pero después de tantos años, películas, artículos, libros y documentales que han descrito el horror de esa época en sus más diversas y aberrantes expresiones, el nazismo sigue teniendo una fuerte presencia en nuestra sociedad, mutando y adaptándose a los nuevos tiempos, pero guardando en lo más profundo de su ser su más preciada y valiosa esencia: el racismo en su forma más extrema. Así que parece lógico preguntarse: ¿Qué es lo que hace al movimiento nazi tan atractivo e interesante para que aún hoy,más de 70 años después del final de la guerra siga llamando nuestra atención?


Si hay algo que los nazis supieron hacer bien y que entendieron a la perfección desde el primer momento, fue comprender el inmenso poder de la propaganda y de la simbología:
"La propaganda intenta forzar una doctrina sobre la gente… La propaganda opera sobre el público general desde el punto de vista de una idea y los prepara para la victoria de esta idea." Adolf Hitler escribió estas palabras en su libro "Mein Kampf" en 1926, en la es su primera defensa del uso de la propaganda como herramienta de difusión del Nacional Socialismo. Poco después de su ascenso al poder absoluto en 1933, crea el Ministerio de Instrucción y Propaganda dirigido por Joseph Goebbels. Ministerio encargado de que el mensaje nazi fuera comunicado satisfactoriamente a través de arte, música, teatro, películas, libros, radio, material escolar y prensa.
Si somos capaces de realizar un ejercicio de abstracción que nos aleje tanto del contexto como de su enorme carga simbólica, parece difícil negar que hay cierto atractivo en el material surgido durante esta época. Desde el punto de vista del diseño es innegable la calidad, la consistencia de su marca y lo bien que fue creada. Se cuidó hasta el más mínimo detalles mediante la publicación de guías que aseguraban que estos símbolos eran mostrados de una manera consistente y acorde con su bien concebido branding.



Como las personas, las marcas tienen dos caras: la racional y la irracional. Seguramente una buena combinación de ambas sea la responsables de la atracción que aún hoy siguen ejerciendo las imágenes asociadas a este tipo de regímenes totalitarios en el espectador, lo que hace que a pesar de sus claras implicaciones negativas, sean usadas una y otra vez como un potente instrumento publicitario.
En noviembre del pasado año los usuarios del metro de Nueva York no salían de su asombro cuando Amazon, en un intento de incrementar la visibilidad y crear un enorme impacto mediático alrededor de su serie "The Man in the High Castle", empapeló tanto el metro de Nueva York como la mítica plaza de Times Square con publicidad de clara reminiscencias nazis.
Tampoco es un secreto que los malos de Star Wars siempre se han visto influenciados por lo villanos de la vida real. En ninguna parte es esto tan evidente como en el uso persistente de similitudes históricas e imágenes nazis dentro de la saga. Por ejemplo: En las precuelas, el ascenso al poder de Palpatine es un calco de la de Adolf Hitler en la Alemania de los años 20; la trilogía original sitúa al Imperio Galáctico como una fuerza represiva y dominante que amenaza la galaxia; y en la última entrega, "The Force Awakens", el Nuevo Orden continúa bajo la influencia de la ideología totalitaria nazi de destruir el imperio.


El branding es fundamental, básico, esencial ya que con él no solamente estamos construyendo una buena marca, también estamos dotando de un valor increíble a nuestra compañía.
Puede que nuestro producto no sea el mejor del mercado, pero si conseguimos situarlo en la mente del consumidor como el mejor, si conseguimos despertar esa percepción, entonces la victoria será nuestra. Y una vez que esa situación se produce es muy difícil de cambiar - aunque esa percepción pueda conducir hacia al más absoluto de los desastres como le pasó a la Alemania del Führer-
En un entorno como el actual dominado por la cultura del low-cost en la que el precio parece ser el factor más determinante a la hora de decantar una compra, las marcas siguen manteniéndose firmes gracias a la seguridad y a la confianza que despiertan en el consumidor y a la efectividad de su marketing.
Sin una buena estrategia de branding no hay diferenciación y sin diferenciación, la rentabilidad a largo plazo no existe, es imposible.
En la actualidad el branding es más importante que nunca. Es la única forma que nos permite diferenciarnos, ofreciendo algo diferente y distinto.
Podemos ser auténticos genios y desarrollar estrategias completamente nuevas y rompedoras -pero genios por desgracia ha habido muy pocos a lo largo de la historia-, o podemos fijarnos y tomar nota de cosas que se hicieron en un determinado momento, y que se hicieron realmente bien. Como por ejemplo, construyendo una estrategia para nuestra marca como si de un movimiento cultural se tratase. Con un uso de la palabra simple, directo, fácil de entender y agradable. Y lo más importante, creando una acción subconsciente. Si nuestros clientes ven y escuchan nuestras acciones de marketing, pero esas acciones no cambian algo, o no desencadenan una respuesta adecuada, nuestros esfuerzos habrán sido en vano. Nuestras acciones sólo serán efectivas cuando despierten acciones en el subconsciente de nuestra audiencia, ahí es cuando las transformaciones ocurren.
¡Buena suerte! 












miércoles, 18 de mayo de 2016

Marketing online: Retargeting

Para leer este artículo te recomiendo:


El mundo digital es prolífico e imaginativo en el diseño de nuevas técnicas que buscan la difícil, pero no imposible tarea, de conseguir tráfico y conversiones.
Puede que nuestra web tenga un aspecto impresionante y a primera vista resulte tremendamente atractiva, pero en la mayoría de las ocasiones, solamente un 2% de nuestros visitantes acabará realizando algún tipo de conversión en su primera visita. Lo normal es que el 98% restante, venga, navegue y se vaya. Sin más.
Una buena forma de luchar contra esa creciente tendencia del mercado, es mediante el uso de técnicas de marketing digital como el Retarketing. Nuevo mesías de la publicidad en línea, frecuentemente utilizado para describir el emplazamiento y visualización de los anuncios en función de la actividad desarrollada por los usuarios en su visita a una web, y que tiene como objetivo principal impactar en esos usuarios que previamente han estado interactuado con una determinada marca.


Básicamente hay dos tipos de retargeting: 
  • Mediante la inserción de forma no intrusiva y completamente anónima de una cookie basada en código Javascrip en el navegador del usuario, que notifica a las plataformas de retargeting -Google, Yahoo, Bing, etc- dónde ha estado previamente, y así mostrale los anuncios creados específicamente para ellos. Su principal ventaja es que es que es treméndamente rápido, ya que ofrece la posibilidad de seguir a los usuarios de forma inmediata una vez que han visitado la web. Su desventaja más significativa, es que esta técnica es más útil cuanto más tráfico tienes, por lo que tiene que estar respaldada por una estrategia previa de contenidos que genere ese tráfico que tanto necesita para su buen desarrollo.
  • Mediante la creación de una lista de contactos existentes en nuestro CRM. La forma en la que funciona es muy sencilla, simplemente se carga de una lista de correos electrónicos vinculados a esa campaña de retargeting, para que posteriormente las diversas plataformas que prestan este tipo de servicios -normalmente redes sociales como Twitter, Facebook, Linkedin, etc- identifiquen a los usuarios de esas cuentas y les muestren los anuncios correspondientes. Pero, como todo en esta vida, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre los primeros está que aunque menos común que la instalación de cookies, las campañas basadas en la creación de listas nos permiten un alto grado de personalización en la creación de los anuncios, ya que nos estamos basando en algo más que en un comportamiento previos -somos nosotros los que decidimos quién va y quién no en esa lista, en función de los datos previos que tenemos almacenados de esos usuarios en nuestro CRM- Por contra, es muy posible que las personas de nuestra lista utilicen distintos emails -uno para nosotros y otro para la red social- por lo que en ese caso no podrán ver nuestros anuncios. Y esto ocurre con bastante frecuencia, con porcentajes que varían entre el 70-80% de cuentas coincidentes, hasta menos del 20-30% para algunas plataformas. Por lo que necesitaremos una lista lo suficientemente grande y bien alimentada para que este tipo de campañas lleguen a ser efectivas.

Muy bien, ahora que ya sabemos como funciona y los diferentes tipos de audiencias que se pueden segmentar, es momento de centrarnos en el tipo de objetivos deberíamos de pedirle a nuestras campañas de retargeting. Los principales son: conciencia de marca y conversiones.
Conciencia de marca:
Suelen ser campañas enfocadas a "recuperar" a los visitantes de la web, recordándoles que estamos ahí y que tenemos una oferta interesante que mostrarles. Las campañas para crear conciencia de marca basadas en la utilización de cookies, ofrecen un contenido muy poco especializado, ya que están dirigidas a gente que no tienen el suficiente compromiso con nuestra marca. No los tenemos en nuestra base de datos, y a menudo, tenemos muy pocas esperanzas de que cliquen en nuestros anuncios. Pero al igual que las vallas publicitarias pueden afectar a nuestras decisiones de compra, la publicidad por medio de banners no necesita ser clicada para crear efectos en nuestra audiencia. Por lo tanto, y dado que su objetivo es el de crear conciencia de marca, impresiones y engagemet son dos métricas aceptables para medir el desarrollo de la campaña.
Conversiones:
Su principal objetivo es justo ese, provocar ese momento casi mágico en el que un visitante se convierte en un cliente, ya sea rellenando un formulario, comprando un producto, o cualquier otra acción que hayamos definido previamente como un objetivo. Da igual lo que sea -un registro, una compra, un lead- lo que queremos es que se produzca y cuantas más veces mejor. Estas campañas, buscan que un grupo específico y bien definido de clientes den el siguiente paso en nuestro maravilloso embudo de conversión. Su medición bastante más fácil, ya que en este caso, sí que podemos utilizar las métricas habituales de conversión -CPC, CPL, etc-
Lo mejor de este tipo de campañas es que pueden ser utilizadas para diferentes partes del embudo, lo que nos permite afinar al máximo en cuanto al tipo de cliente y objetivos a conseguir. Podemos usar el retargeting para mover nuestros leads cada vez más y más cerca del fondo de nuestro embudo. Por ejemplo: si alguien se ha descargado nuestro ebook, podemos ahora ofrecerle una prueba gratuita de nuestro productos.
El retargeting es una potente herramienta para tus estrategias de branding y conversiones, pero funciona mejor si es parte de una estrategia digital mucho más amplia. Por eso, es importante hacerlo trabajar en equipo con estrategias de inbound y outbound marketing o de generación de demanda. Por contra, este tipo de estrategias -generación de contenidos, AdWords, etc- geniales a la hora de dirigir tráfico hacia nuestra web, no lo son tanto a la hora de conseguir conversiones. En cambio, el retargeting, sí que puede sernos de gran ayuda en el aumento de esas conversiones. Por lo tanto, nuestra mejor opción siempre será utilizar diferentes herramientas para aumentar el tráfico de nuestra web, y técnicas de retargeting para conseguir el máximo provecho de todo ese tráfico.
Saludos y buena suerte.



miércoles, 13 de abril de 2016

Publicidad en internet

Para leer este artículo te recomiendo:



Cuando se trata de elaborar una buena campaña de publicidad, casi todo el mundo se centra en un diseño impresionante o en la selección de la audiencia perfecta. Todo eso está muy bien, pero muy pocas personas toman en cuenta otro factor crítico: La estrategia de puja más adecuada a seguir para conseguir nuestro objetivo. Porque, ¿de qué vale tener un gran anuncio dirigido a la audiencia perfecta si toda nuestra estrategia publicitaria está mal? Por ejemplo, en Facebook nuestro anuncio puede estar compitiendo con los de cientos de miles de anunciantes y aunque Facebook trate de satisfacer a todos, incluso con 1.000 millones de usuarios, el espacio para los anuncios es limitado. Por lo que es normal  que a veces no sea capaz de cumplir con todas las peticiones y cuando esto sucede, las ofertas más altas serán las que consigan el mayor número de impresiones.
Es importante saber cuánto dinero estamos dispuestos a pagar por nuestro anuncio y si ese precio será el adecuado para que nuestra campaña obtenga la exposición que se merece para alcanzar sus objetivos. Si, lo sé. Hace unos años la vida para los anunciantes era más simple y sencilla. Sólo había dos opciones CPC o CPM pero con la rápida evolución de las plataformas de publicidad hoy tenemos que lidiar con un sinfín de términos que lejos de reducirse cada vez se hacen más y más extensos: CPC, CPM, oCPM, CPA, CPL, CPF, CPI, CPE…En algunos casos las diferencias algunas veces no suelen ser fáciles de entender, así que vamos a hacer un rápido resumen.
Lo más importante, antes de meternos en materia, es saber qué mecanismo hay detrás de las diferentes opciones de precios.
Últimamente, todas las estrategias de precios se están viendo traducidas a una sola métrica para los editores: eCPM, o coste efectivo por impresión (beneficio efectivo que obtienen por cada impresión). Un editor buscará siempre maximizar sus ganancias en el corto plazo. El cálculo es simple: El editor elijará siempre (y le dará una mayor prioridad) al anuncio que tenga una mayor eCPM. Sin embargo, ese cálculo dependerá de la exactitud en la previsión del CTR y del ratio de conversión. Sin entrar en muchos detalles, es muy difícil predecir los eventos que ocurrirán a lo largo del viaje del consumidor dado el gran número de TouchPoints y de factores externos por los que se ve influenciado. Razón por la cual, CPA siempre entrañará más riesgo para los editores que el CPC, y éste a su vez siempre será más arriesgado que el CPM.


CPM:
O cantidad máxima que estamos dispuestos a pagar por 1.000 impresiones. Es el más fácil de entender pero, una de las más difíciles de aplicar ya que muchas veces veremos cómo perdemos una enorme cantidad de dinero sin ningún resultado.
Cuando utilizamos este tipo de estrategias debes de tener cuidado en que nuestro target sea lo más relevante posible. Grandes marcas pueden querer utilizar CPM, ya que es la mejor opción para entregar una gran cantidad de impresiones. Por lo que si queremos es crear conciencia de marca, CPM podría ser una buena opción.
CPC:
Esta opción (que posiblemente sea las más incomprendida de todas), nos permite hacer una oferta por los clics. Con este tipo de puja sólo vamos a pagar cuando un usuario haga clic en nuestro anuncio. Suena muy bien, ¿no? Mi anuncio se puede mostrar 1 mil millones de veces sin que pagar un solo euro si no recibe ningún clics. Bueno si, pero hay trampa.
Al hacer una oferta con el CPC, hay que tener en cuenta una cosa: Facebook, por ejemplo, siempre va a querer obtener el máximo beneficio. Por lo que si nuestro anuncio es pobre y nadie clic en él, Facebook pronto detendrá la entrega del mismo. Después de todo, es más rentable para ellos tener un anuncio de $ 0,1 que obtiene 1.000 veces más clics que un anuncio de $ 5 con 5 clics. Esto es clave para una oferta de CPC efectiva: Cuanto mejor sea tu CTR, menor será tu CPC. Con lo que al final, un mayor porcentaje de clics otorgará Facebook los más altos ingresos. Además de hacernos pagar por cualquier tipo de clic que se produzca en cualquier lugar de nuestro anuncio -foto, comentario, like, etc- no solamente por los que se produzcan en el link de enlace con nuestra web. Lo que nos puede llevar a mal interpretar esa estadística ya que tendremos un gran número de clics a un CPC muy bajo. Pero ese número de clics está hinchado, no significan nada ya que estaremos obteniendo un retorno muy pobre.
Con esta opción sólo estaríamos pagando por el rendimiento de nuestro anuncio, por lo que podríamos tener un cierto nivel de confianza en recuperar la inversión. Si lo que queremos es lanzar campañas con una respuesta inmediata (como un minorista de venta online) basadas en la creación de engagement y no la realización de una acción concreta, quizá, esta sea una buena opción.


OCPM:
OCPM se está convirtiendo poco a poco en la más habitual de las estrategias. Con este tipo de opción, el anunciante no está realmente haciendo una oferta, lo que está haciendo es diciendo a Facebook el costo máximo deseado por la consecución de nuestro objetivo, y Facebook en función de eso hará la oferta más adecuada. La entrega de los anuncios será optimizada para mostrar esos anuncios únicamente a los usuarios que puedan completar la acción deseada. No importa cuánto dinero gastes, Facebook no le mostrará tu anuncio a toda la gente que se encuentre dentro de tu target. Únicamente se lo mostrará a aquellos con mayor probabilidad de realizar la acción deseada. 
Al crear una campaña OCPM, podemos especificar qué tipo de estrategia de ofertas debe ser optimizada y para qué sitio: Conversiones, clics, engagement, likes, app instalada y así sucesivamente. ¿Qué tan efectivo es? ¡Extremadamente! Y también es el método que por defecto Facebook utiliza para los nuevos anuncios.
En general, cuando se ejecuta una campaña en OCPM nuestro coste por 1.000 impresiones será mucho mayor que la oferta media de CPM. Facebook escogerá cuidadosamente quién verá nuestros anuncios para así generar más conversiones de lo habitual. Así, mientras que seguramente notemos que tenemos que pagar más para mostrar nuestros anuncios, el costo total por conversión será mucho más barato. Esa es la única cosa por la que deberíamos de preocuparnos.
CPA:
Las ofertas basadas en este tipo de pujas  han demostrado ser muy eficaces cuando sólo desea pagar por determinadas acciones. Es bastante similar a la oCPM. Sin embargo, en lugar de hacer una oferta para 1.000 impresiones, sólamente estaremos ofertando por la cantidad máxima que deseamos pagar cada vez que una acción específica se completa con un usuario o a través de la publicidad.
Esta opción funciona realmente bien con target de audiencias muy grandes y nos permite tener un control más granular sobre nuestro presupuesto. El único inconveniente es que por ejemplo, para Facebook las pujas en CPA sólo están disponibles para un conjunto limitado de acciones.
Por último, entender que las preferencias personales juegan aquí un papel importante.
No creo que un método funcione mejor que otro, todo depende del momento, de las circunstancias, del tipo de anuncio, etc. Pero si que creo que muchas veces nos complicamos en exceso. Lo mejor es empezar con un pequeño presupuesto de prueba que nos ayude a sacar nuestras propias conclusiones. Por último, para aquellos que dan sus primeros pasos en este mundo, y siempre que sea posible, mi consejo es que opten por la optimización de sus acciones. Y lo más importante de todo, no olvidar nunca que el valor de conseguir un cliente siempre ha de ser menor del valor que ese cliente representa para nosotros.
Saludos y ¡buena suerte!













miércoles, 17 de febrero de 2016

Marketing mobile. Welcome to the next level

Para leer este artículo te recomiendo:


El mundo de los dispositivos móviles está revolucionando el panorama tecnológico con cifras difíciles de ignorar.
El móvil ha entrado en nuestras vidas provocando cambios culturales y sociales,  redefiniendo nuevamente el papel del consumidor, como antes de él lo hicieron la televisión y el ordenador personal. 
Un 64% de la población adulta tiene un smartphone, y lo utiliza para todas las actividades imaginables (banca, pedir comida, ver películas, leer libros, mail, para pedir un taxi). Como la atención del consumidor “vive” en su dispositivo móvil, el smartphone se está convirtiendo en el objetivo principal de muchas de las estrategias de marketing ( la publicidad móvil ya representa el 76% de los ingresos por publicidad del gigante Facebook).
La televisión cambió para siempre la forma en que los vendedores llegaban a los consumidores. Con esta primera pantalla, una empresa podía llegar a millones de consumidores con mensajes bien diseñados y ajustados a la audiencia. Era la época del one-to-many, donde la empresa tenía el control del mensaje.
Luego vino la segunda pantalla (el PC), donde una empresa podía interactuar con sus clientes y obtener retroalimentación en tiempo real. Era la época del comercio participativo. Los clientes comenzaban a tener algo que decir y lo hacían.


Con cada una de estas dos pantallas, la empresa y el cliente se conectan entre sí, la primera por una conexión de masas y la segunda por una conexión interactiva impulsada por la empresa. Pero ahora, con la llegada de la tercera pantalla todo ha cambiado. Ya no hay un cliente atado a un televisor o a una pantalla de ordenador perfectamente posicionado para recibir el mensaje. Ahora el consumidor está en movimiento, así que las empresas deberán de encontrar la forma de integrarse a este nuevo panorama digital.
Los vendedores tienen todo tipo de canales disponibles para llegar a los consumidores a través de los teléfonos inteligentes: apps, diseños web, campañas de SMS y campañas de publicidad móvil. Desafortunadamente, la mayoría del marketing y de la publicidad en dispositivos móviles ha demostrado ser caro y de bajo rendimiento. Pero aún así hay excepciones inesperadas: El correo electrónico, por ejemplo, está demostrando ser notablemente resistentes en la era de los smartphones. Incluso ha conseguido resistir la llegada de las nuevas plataformas de mensajería instantánea. La siguiente pregunta parece lógica: ¿No deberíamos de tener una aplicación que lo sustituya? Las aplicaciones móviles tienen un coste técnico inicial y de mantenimiento bastante alto, pero el verdadero reto no está en el desarrollo, está en que la gente la descubra. Tanto Google como Apple tienen cerca de 1,5 millones de aplicaciones en sus respectivas tiendas, a lo que hay que sumar que la aplicación promedio pierde a cerca del 77% de sus usuarios los tres primeros días de su lanzamiento.


La explosión de la tecnología móvil ha cambiado la forma en que los consumidores se comportan, interactúan, consumen, viven y compran, sacudiendo los cimientos del embudo de ventas tradicional, dejando a las empresas luchando por adaptarse.
La forma en que las marcas se están comunicando con estos nuevos consumidores también está cambiando. Sólo las empresas que suministren verdadero valor, como el suministro de información útil, y datos curiosos llegaran a despertar la atención de los consumidores. Esto va más allá de la publicidad tradicional: Esto significa que los vendedores tienen que llegar a ser de gran utilidad en más ocasiones y en más lugares que nunca.
El consumidor móvil tiene fronteras ilimitadas y puede interactuar donde quiera que se encuentre en su propio marco temporal. En un mundo móvil, todo está conectado y todo es accesible desde cualquier lugar.
Muchas empresas se están dando cuenta de que el problema no está tanto en cómo llegar o en cómo alcanzar al consumidor donde quiera que esté, como en entender su mentalidad y hacia dónde se dirigen. Las empresas aún tienen que entender y adaptarse al valor crítico que los dispositivos móviles están jugando en la estructura básica del modelo tradicional de compra, y a la importancia que está tomando el asignar diferentes comportamientos al consumidor en función de su localización.
¿Estás preparado para pasar al siguiente nivel?


miércoles, 13 de enero de 2016

Facebook mobile ads. La gallina de los huevos de oro

Para leer este artículo te recomiendo:


Los  teléfonos inteligentes proliferan en todo el mundo, lo que está haciendo que la publicidad móvil se esté convirtiendo en el medio preferido para que las empresas se comuniquen con los consumidores. 
De acuerdo con un informe de la firma de investigación eMarketer, los anuncios para móviles representarán más de la mitad de toda la inversión publicitaria en medios digitales en 2017. En términos numéricos, esto significa que el gasto de publicidad móvil superará $ 100 mil millones. Lo que representa más del 55% del total de la inversión publicitaria en 2017.
Dos empresas de tecnología son las que están a la vanguardia de la revolución móvil: Google y Facebook. Juntos, representaron más del 55% de los presupuestos de publicidad móvil de todo el año pasado. Y dado el alcance y la amplitud de su dominio también en los teléfonos inteligentes, se espera que sigan dominando el  mercado durante un largo periodo de tiempo.


Desde que Facebook comenzó a cotizar en bolsa hace ya tres años, sus esfuerzos se han concentrado en aumentar sus negocios desde su plataforma móvil. Algo que se puede considerar un éxito, ya que el %76 de sus ingresos por publicidad proceden de su versión móvil y se espera que esta tendencia continúe al alza. Facebook es una máquina de publicidad solamente comparable con Google.
Por otro lado, la publicidad en los dispositivos móviles está aún en sus primeros estadios. En una tableta es más fácil adaptar el formato y las fórmulas publicitarias de ordenador de sobremesa, pero en el smartphone la cosa cambia, y  requiere de una concepción diferente desde el origen para que sea efectiva, y sobre todo, para que no sea molesta. Por lo que quizá esa haya sido el “paso natural” para que Facebook decidiera integrarlos en la News Feed como una manera más eficiente de ordenar un contenido que compite por un lugar cada vez más escaso (las pantallas de los teléfonos móviles son relativamente pequeñas), para que de esta forma pudieran tener voz, likes y comentarios como el resto de contenidos.


En un estudio reciente sobre la publicidad en Facebook  se mostró como aproximadamente la mitad de los usuarios no hacen clic ni prestan atención a los anuncios que se encuentran en su News Feed. Pero en cambio, son más propensos a fijarse en los anuncios de marcas a las que siguen (60%), en historias patrocinadas (27%), y sólo un 13% se percata de esos anuncios aleatorios que la plataforma considera que son de su interés, en función de su actividad en Facebook y de los datos almacenados en su perfil (con 1.500 millones de personas gastando gran parte de su tiempo hablando sobre sus gustos e intereses, desde luego que Facebook es una plataforma ideal para hacer publicidad). Pero no debemos de olvidar que Facebook es un sistema cerrado donde los usuarios pasan gran parte de su tiempo de navegación, con lo que a través de la optimización de sus anuncios consigue aumentar tanto la tasa de clics como la conversión (algo completamente diferente a la filosofía que Google utiliza para AdWords, que dada la simplicidad de sus sitio, se centra en la navegación de los usuarios hacia los sitios de destino). Por lo que si se aplica correctamente, lo que se está consiguiendo es aumentar tanto la veracidad como la eficiencia de los anunciantes ya que es capaz de encontrar a los usuarios con mayores probabilidades conversión y mostrarle los anuncios únicamente a ellos (con lo que conseguimos aumentar el ratio de conversión y disminuir su coste medio).
Facebook sabe qué páginas ve, cómo es, y qué le gusta a cada uno de sus usuarios. Por lo que tiene la capacidad de poder combinar todo eso, para asegurarse que los anuncios que se muestra a sus usuarios son realmente relevantes. Dentro de este contexto, la gran diferencia (y el gran acierto) que ha tenido es no tratar a la publicidad como una cosa separada. Facebook trata a los anuncios como una pieza más de información que la gente quiere ver. Como una forma acertada o no, de mejorar la experiencia de todos (anunciantes y usuarios). Ya que es una solución menos vulnerable al ad blocking, y si funciona, los usuarios al estar interesados en ese tipo de anuncios no querrán bloquearlos.