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miércoles, 21 de octubre de 2015

Estrategia en medios digitales

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El modelo POEM (paid owned earned media ) representa un claro avance de la era de internet donde el conocimiento de los medios propios, pagados y ganados se convierte en un factor crítico para el éxito de cualquier estrategia digital.
Los medios de pago (publicidad tradicional como: banners, televisión, radio, paid search, direct mail, SEO, SEM, etc.) por lo general dirigen sus esfuerzos a crear conciencia de marca y a la adquisición de nuevos clientes. Requieren de un plan de ejecución muy pensado y meditado, además de requerir de call-to-actions los suficientemente convincentes y motivadoras para el cliente.
No hace muchos años, el marketing digital era sinónimo únicamente de medios de pago. Pero los tiempos han cambiado y los consumidores han evolucionado más allá de los lanzamientos promocionales y comerciales inteligentes. Ahora, están más interesados en establecer relaciones con sus marcas.
Su principal ventaja es que son rápidamente escalables, ya que nos ofrecen resultados de una manera casi inmediata, y la posibilidad de tener un control total sobre la creatividad, el contenido y los gastos. Por el contrario, su principal desventaja es la desconfianza que provocan en el consumidor, ya que muchas veces piensan que se trata de enlaces patrocinados.


Los medios propios (blog, documentos técnicos gratuitos, artículos especializados, etc) nos dan la posibilidad de compartir el nombre de nuestra empresa a través de las redes sociales. Por lo que el marketing de contenidos acompañado de una buena estrategia de medios que lo respalde se vuelve vital para su éxito. Por el contrario, su principal inconveniente es la inversión de tiempo y dinero que se requiere para crear contenido, construir una comunidad, y conseguir esa información que nos haga llegar a nuestros clientes potenciales.
En los medios ganados (word of mouth, Facebook, Twitter, blog, fórums), la necesidad de compromiso con el cliente alcanza su cúspide. La ventaja de este tipo de medio de comunicación es la enorme influencia que tiene entre los compradores. A través de estos medios buscamos llamar la atención tanto de nuestros clientes actuales como potenciales, convirtiéndolos en defensores y personas influyentes de la marca. El antiguo word-of-mouth pero con un toque moderno. Por el contrario, su principal obstáculo es que puede llegar a ser muy negativo y difícil de controlar.
Pero, los medios ganados sin embargo, casi nunca trabajan solos. Deben de formar parte de un ecosistema de marketing, junto con los medios propios y ganados. En el panorama digital actual, o trabajan juntos o no conseguiremos que funcionen en absoluto.


Los medios propios y de pago son muy importantes a la hora de empujar y dar a conocer los productos que ofrecen las empresas. De hecho, gran parte de la comunicación de las pequeñas empresas gira en torno a ofertas y nuevos productos. Pero ¡cuidado! si basamos nuestra estrategia de comunicación únicamente en este tipo de acciones, con el tiempo, el consumidor tiende a ignorarlas. 
Si bien cada uno de los canales juega un papel importante en su estrategia de contenido, el verdadero poder está en crear una estrategia de comunicación convergente más eficiente en la búsqueda y retención de clientes, a través de la creación de contenido atractivo, orientado al cliente, y a la resolución de problemas a través de los medios  propios. Con esta estrategia, todos los canales trabajan en conjunto, permitiendo a las marcas llegar a los clientes exactamente dónde, cuándo y cómo quieren, independientemente del canal, medio o dispositivo.
Si conseguimos colocar nuestro contenido estratégicamente donde pueda ser visto por su público objetivo mediante los medios de pago, y, finalmente, nos ganamos su confianza y apoyo a través de los medios propios y ganados, entonces sí habremos conseguido realizar una buena estrategia de medios.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Economía colaborativa e innovación distribuida


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Por primera vez desde la Revolución Industrial, las aportaciones más significativas a algunos de los sectores económicos más importantes de la economía se encuentran radicalmente distribuidas entre la población.
Nuevos modelos de producción social impulsados por el aumento de la tecnología, han reducido enormemente los costes de transacción , haciendo que ofrecer activos para el intercambio sea hoy más fácil que nunca, y a una escala mucho mayor que antes. Y no sólo para las personas: la web hace que sea más fácil para las empresas alquilar máquinas y oficinas haciendo un uso más eficiente de sus recursos. 
En sentido literal, podemos hablar de una economía de red que se refuerza mediante su uso, ya que su su funcionamiento mejora conforme se incorpora más gente y nuevos hábitos y , por lo tanto, es una actividad con coste marginal cero.
Por otra parte, cada vez más en la teoría y en la práctica de los negocios estamos detectando un cambio hacia una serie de técnicas de innovación y producción abiertas, técnicas basadas en la idea de que nunca podemos dar por sentado que la persona o el recurso idóneos para una tarea determinada son ya empleados nuestros o individuos con los que tenemos ya una relación contractual bien definida. 

  


Por ejemplo, la economía colaborativa ha sido ampliamente aclamada como un sector de crecimiento importante, proporcionando a los consumidores un acceso conveniente y eficiente a determinados recursos libres de las cargas financieras, emocionales y sociales de la propiedad. 
Estamos ante un nuevo contexto en el que los consumidores simplemente quieren hacer compras inteligentes y las empresas que desarrollan su modelo de negocio bajo el paraguas de share economy les permiten lograr ese objetivo, ofreciéndoles una mayor comodidad a un menor precio.
El mayor cambio para las estructuras tradicionales es la ruptura de la distinción entre empresas y clientes. Los modelos peer-to-peer están dando a los consumidores la oportunidad de convertirse en empresarios a tiempo parcial, temporal y flexible. Modelos como Airbnb, Uber, Dogvacy, HomeDine y Getaround permiten a sus usuarios tanto el ahorro de tiempo y dinero, como la creación de su propia microempresa.



Una de las consecuencias más importantes de la innovación tecnológica y de la alta diversidad de las fuentes de incertidumbre que están caracterizando a los mercados globales, ha sido el auge de la producción entre pares: compromisos colaborativos a gran escala por parte de grupos de individuos que unen fuerzas para producir artículos más complejos de los que habrían sido capaces de crear de manera individual (Wikipedia, Linux, Apache...). 
La producción entre pares es la innovación organizativa más significativa de todas las surgidas de las prácticas sociales posibilitadas por internet. Dicho modelo se basa en la experimentación y la adaptación a un entorno cambiante y muy incierto haciendo hincapié en la innovación, la flexibilidad y la robustez por encima de la eficiencia. El rasgo principal de este nuevo sistema es la colaboración entre grandes grupos de personas, que cooperan de una manera efectiva para proporcionar información, conocimiento o bienes culturales sin depender de precios de mercado o de las jerarquías gerenciales para coordinar su funcionamiento y con una reducción significativa de los costes de transacción. A cambio de perder algo de control y gobernabilidad. 



La contribución clave de la economía colaborativa es la de superar las imperfecciones del mercado sin recurrir a las formas tradicionales de regulación. Lo que está haciendo que se cuestione el modelo de producción capitalista convencional.
La economía colaborativa y la producción entre pares son claros ejemplos de una mayor amplitud de estrategias que se benefician de la libertad de operar típica de estos dos enfoques, renunciando a la jerarquía y al sistema de propiedad individual que muchas organizaciones tradicionales se esfuerzan por conservar. Su efecto combinado dará como resultado que muy pocas cosas volverán a ser como antes. En primer lugar, porque permite hacer cosas que antes no se podían hacer, pero también porque revoluciona el estatus de muchos sectores establecidos de actividad. Lo que requiere de una adaptación de nuestros conocimientos a estos nuevos comportamientos de mercado. Si es que queremos seguir compitiendo con un mínimo de garantía de éxito en los próximos años...





miércoles, 7 de octubre de 2015

Comunicacion corporativa y redes sociales

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En el principio fue el control. Y la mayor parte de la historia de la comunicación corporativa se escribió bajo ese paradigma.
En efecto: las empresas utilizaban un modelo tradicional de comunicación unidireccional basado en la jerarquía, donde se comunicaban con su público utilizando para ello a los medios masivos de comunicación. Y el proceso era en esencia, bastante sencillo. El área de Comunicaciones Corporativas definía un mensaje por comunicar que según las necesidades de la compañía se transmitía mediante tres modalidades, generalmente: prensa, publicidad y relaciones públicas. Y en un repertorio predeterminado de soportes.
Todo era, si no controlado, si bastante controlable, al menos bajo ciertas condiciones y con ciertos límites. Pero la irrupción y masificación de las redes sociales rompiendo las barreras de espacio y tiempo, permitiéndonos interactuar 24/7 con más gente que nunca, hizo estallar ese “paradigma del control”. E impuso uno nuevo. Provocando un auténtico tsunami.


A día de hoy, la comunicación empresarial no puede plantearse sin tener en cuenta las plataformas y las redes sociales. Dar la espalda a esta realidad supone desaprovechar una herramienta de gran repercusión y bajo coste que nos permite tener acceso a entornos influyentes de comunicación, donde ya interactúan millones de personas y organizaciones. Además de renunciar a una forma de ampliar la red de contactos, dar a conocer productos o servicios e incluso conseguir nuevos clientes de una forma fácil.
Las Redes Sociales se han convertido en un fenómeno cultural y sociológico, donde las organizaciones tienen ante sí un gran reto: gestionar la comunicación corporativa de una forma diferente en el nuevo contexto mediático viral, por lo que se impone la existencia  y utilización de nuevos paradigmas (casi nada).
Pero entrar en las redes sociales no es sólo crear un perfil. Este medio tiene sus propias “reglas de juego” y, al igual que la comunicación tradicional, exige tiempo y dedicación. No se trata de “estar por estar”, si queremos que nuestra presencia tenga una repercusión real en los resultados de nuestra empresa, debemos de contar con una estrategia bien definida y con los recursos necesarios que nos permitan llevarla a cabo.


Como en cualquier estrategia de comunicación, el punto de partida debe ser el análisis del entorno y la definición de los objetivos. Una vez hecho esto, e  igual de importante, es definir qué queremos conseguir en las redes sociales, cuál es nuestro público objetivo y donde está. Para una vez definida la presencia ponernos a participar.
Por último, una buena estrategia no puede olvidarse de la monotorización, análisis y evaluación. Es importante saber qué se dice de nuestra empresa o de nuestros principales competidores, analizar las respuestas, sacar conclusiones y evaluar si nuestra estrategia está dando los resultado esperados o por el contrario es necesario modificarla.
En conclusión, la expansión de la llamada Web 2.0 ha convertido a los medios y redes sociales en entornos influyentes de comunicación, donde ya interactúan millones de personas y organizaciones, por lo que las empresas no deben dudar en lanzarse a los medios sociales, pero como en cualquier otra acción de comunicación o marketing tienen que hacerlo de una manera meditada y bien definida, dedicando tiempo y recursos. Y lo más importante de todo, de una forma natural, humana y cercana. La red se creó por y para las personas. Las empresas son entes extraños en este entorno.



miércoles, 30 de septiembre de 2015

¿Marketing de afiliación o inbound marketing?

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El marketing de afiliación es una práctica de marketing online cada vez más popular basada en resultados, de la que forman parte tres actores principales: anunciantes, afiliados y plataforma de afiliación. Este tipo de publicidad  permite a cualquier negocio afiliarse con los propietarios de sitios web, a cambio de un porcentaje en función de los resultados que obtenga. Con lo que los afiliados ganan dinero generando ventas, leads o tráfico para los anunciantes, y los anunciantes consiguen llegar  rápidamente a una red de ventas virtual, creando un canal de distribución altamente efectivo. Y la frase mágica: "Sin necesidad de una gran inversión inicial".


El marketing de afiliación o marketing de afiliados es una técnica de captación de leads que guarda similitud con el marketing de buscadores (SEM), ya que también funciona en base a un coste por resultado, pero con dos diferencias esenciales: por un lado, el soporte de la publicidad ya no es un buscador sino un conjunto de sitios web. Y por otro, el coste puede asociarse directamente a la conversión (es decir, a la captación del lead o cliente potencial) y no sólo a una visita como en el marketing de buscadores. Pero donde es realmente efectivo, y para lo que está realmente enfocado  es en la venta, ya que normalmente los sites afiliados están especializados en determinadas temáticas y tremendamente optimizados a la conversión. Motivo por el cual, la publicación en plataformas de afiliación genera mayores resultados con inversiones menores. No necesitamos por tanto un tráfico cualquiera, sino uno bien segmentado de personas que tengan interés en los productos que les ofrecemos, con lo cual, es mucho más probable que nos acaben comprando.
Otra de las grandes ventajas del marketing de afiliación es su  gran orientación hacia el gran consumo. Siendo muchas veces la propia plataforma de afiliación la que decide a qué tipo de anunciantes ceder su espacio. Esto mismo ocurre en los canales tradicionales. En los hipermercados, por ejemplo, se dedica más espacio a los productos de mayor rotación para optimizar el espacio, que al igual que en un site, es limitado. En definitiva, las plataformas de afiliados quieren anunciantes que requieran menor número de impresiones para generar leads, ya que al tener el espacio limitado siempre van a preferir mayor rotación. Y los anunciantes, siempre van a preferir a los afiliados que les permitan una mejor segmentación de su audiencia, lo a su vez les va a permitir dirigirse al público que más les interesa y aumentar su ratio de clic/visitas. El famoso win-win que tanto nos gusta.


Pero, ¿qué pasaría si juntamos marketing de afiliación e inbound marketing?
Si a los resultados que nos proporciona una red de afiliados le unimos una estrategia de inbound para la captación de tráfico en nuestro sitio web tendremos la combinación perfecta.
Una vez que hemos conseguido dirigir tráfico hacia nuestra web gracias a la red de afiliados, mediante el uso de técnicas de inbound marketing conseguiremos a su vez seguir incrementando el número de visitantes que registra una determinada página web, un blog o un perfil en redes sociales, con el fin de que acaben convirtiéndose en leads (es decir, registros o cupones con los datos de aquellas personas que se han interesado por los contenidos online de la empresa). A partir de aquí, los responsables de marketing irán trabajando con esta información, con el objetivo de preparar a los usuarios para que conozcan bien la compañía y acaben convirtiéndose en clientes. No nos resignamos sólo a que nos visiten, ¡queremos que se queden!
Partiendo de este escenario, se podría decir que al marketing de afiliación le unimos el inbound marketing para dar cabida a todas las técnicas de marketing consideradas como pull, esto es, que atraen al usuario hacia la empresa de manera natural (por ejemplo, mediante contenidos de interés publicados en blogs o sitios web). En lugar de interrumpir al cliente para ofrecerle nuestro producto/servicio, tratando de incitar al cliente a descubrir nuestra oferta. Se trata de un procedimiento poco agresivo, hasta el punto de que se le ha llegado a designar love marketing. Teniendo como pilares fundamentales; SEO, el marketing de contenidos y el social media marketing que trabajan de forma conjunta y dentro de una estrategia global que persigue mejorar la reputación de la marca y aumentar la visibilidad. Y todos queremos que eso ocurra, ¿verdad?





jueves, 24 de septiembre de 2015

Marketing y redes sociales

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Las redes sociales y la tecnología móvil han acelerado el ritmo al que se desarrollan las relaciones y se comparte información, y son una de las herramientas más poderosas de marketing, dándonos la posibilidad de crear una fuerte conexión personal con nuestros clientes. El fenómeno de las redes sociales ha transformado la forma en que las marcas se comunican e interactúan con los consumidores. En muchos casos cambiado el paradigma de poder (dándole un golpe de realidad a más de una marca con olor a naftalina y anclada en el pasado). Ante este panorama, las marcas deben de estar atentas y  ser proactivas ante la posibilidad de dar a los clientes la oportunidad de interactuar y de compartir sus experiencias con los demás, lo que aumenta la exposición y prepara el escenario para una mayor satisfacción y lealtad del cliente.


La principal ventaja que nos brindan es la capacidad de reunir todo tipo de datos sobre los consumidores (edad, patrones de consumo, interés y así sucesivamente). Esto significa que ahora nuestros anuncios pueden ser lanzados con una precisión casi milimétrica, algo hasta hace poco impensable en los medios analógicos. En lugar de crear un único anuncio como pasaba para televisión, radio, y prensa, las redes sociales nos brindan la posibilidad de producir muchas más variaciones sobre un mismo tema. Lo que nos permite adaptarnos mejor al subconjunto de consumidores al que nos dirigimos. Aumentando la capacidad de respuesta.
La proliferación de las redes sociales ha aumentado la tendencia de los consumidores a implicarse en la estrategia de las empresas, lo que ha estimulado que las empresas se abran a la cocreacción con el objetivo de ser más competitivas. Son muchas las que están utilizando el concepto de “crowdsourcing” como forma de establecer una relación estrecha con el cliente, implicando al consumidor en el proceso de desarrollo de nuevos productos, y como forma de crear un fuerte lazo emocional entre el cliente y el producto. Los consumidores que tienen un vínculo emocional con un producto por haber participado en su desarrollo asumen a menudo el papel de embajadores de la marca. Y el efecto viral de la propaganda es irresistible.
Las empresas deben de estar totalmente conectadas a cualquier persona que toque su marca. Si no lo hacen, en cinco años su modelo de negocio estará completamente obsoleto.


Las empresas que tendrán éxito en el futuro, serán aquellas que reconozcan la necesidad de cambios fundamentales en la forma en que se relacionan con sus clientes, y se transformen en empresas sociales alterando radicalmente la forma en que administran sus negocios. Y eso sólo se consigue integrando la estrategia  de medios sociales en los procesos de negocio de toda la organización.
Incluso mediante empresas que adopten este tipo de tecnologías para el desarrollo de aplicaciones sociales propias que cambien la forma en que los empleados se relacionen con su desempeño y objetivos. Esto permitirá una verdadera meritocracia donde a las personas se las medirá por resultados reales, no políticos. Como resultado, los empleados estarán más alineados, siendo más eficaces y eficientes en el cumplimiento de los objetivos de la empresa.
Gestionar y motivar a los empleados es tal vez la parte más importante y difícil de esta ecuación. Los sistemas de recursos humanos de hoy en día han sido construidos sobre un marco de control y mando del pasado. No son válidos para gestionar la fuerza laboral necesaria hoy en día.
Bienvenidos a la revolución social.



miércoles, 16 de septiembre de 2015

¿Estás haciendo una buena estrategia de medios digitales?

Para leer este artículo te recomiendo:


El modelo POEM (paid, owned, earned media ) representa un claro avance de la era de internet donde el conocimiento de los medios propios, pagados y ganados se convierte en un factor crítico para el éxito de cualquier estrategia digital.
Los medios de pago (publicidad tradicional, banners, televisión, radio, paid search, direct mail, SEO, SEM, etc.) por lo general dirigen sus esfuerzos a crear conciencia de marca y a la adquisición de nuevos clientes. Requieren de un plan de ejecución muy pensado y meditado, además de call-to-actions convincentes y motivadoras para el cliente.
Hasta no hace muchos años el marketing digital era sinónimo únicamente de medios de pago. Pero los tiempos han cambiado y los consumidores han evolucionado más allá de los lanzamientos promocionales y comerciales inteligentes. Ahora, están más interesados en establecer relaciones con sus marcas.
Su principal ventaja es que son rápidamente escalables, ya que nos ofrecen resultados de una manera casi inmediata, además de darnos un control total sobre la creatividad, el contenido y los gastos. Por el contrario, uno de sus mayores problemas es la indiferencia que provocan en un consumidor cada vez más saturado y que hace todo lo posible para quitarse la publicidad de encima.


Los medios propios (blog, documentos técnicos gratuitos, artículos especializados, etc) nos dan la posibilidad de compartir el nombre de nuestra empresa a través de los medio sociales. Y aquí es donde un buen marketing de contenidos acompañado de una buena estrategia de medios que lo respalde se vuelve vital para su éxito. Por el contrario, su principal inconveniente es la inversión de tiempo y dinero que requiere.
En los medios ganados (word of mouth, Facebook, Twitter, blog, fórums), la necesidad de compromiso con el cliente alcanza su cúspide. La ventaja de este medio es la enorme influencia que tiene entre los compradores. A través de ellos buscamos llamar la atención tanto de nuestros clientes actuales como potenciales, convirtiéndolos en defensores y personas influyentes para la marca (el antiguo word-of-mouth pero con un toque moderno que nunca viene mal). Por el contrario, puede llegar a ser muy negativo y difícil de controlar.
Los medios ganados casi nunca trabajan solos. Deben de formar parte de un ecosistema de marketing, junto con los medios propios y ganados. En el panorama digital actual o trabajan juntos o no conseguiremos que funcionen en absoluto.


Los medios propios y de pago son muy importantes a la hora de empujar y dar a conocer los productos que ofrecen las empresas. De hecho, gran parte de la comunicación de las pequeñas empresas gira en torno a ofertas y nuevos productos. Pero ¡cuidado! si basamos nuestra estrategia de comunicación únicamente en este tipo de acciones, con el tiempo, el consumidor tenderá a ignorarlas. 
Si bien cada uno de los canales juega un papel importante en su estrategia de contenido, el verdadero poder está en crear una estrategia de comunicación convergente que sea más eficiente en la búsqueda y retención de clientes. Con este tipo de estrategias todos los canales trabajan en equipo, permitiendo a las marcas llegar a los clientes exactamente dónde, cuándo y cómo quieren, independientemente del canal, medio o dispositivo.
En definitiva, si sabemos aprovechar las especiales características de la red a la hora de permitir mejores segmentaciones y mayor capacidad de interacción,  conseguiremos mediante los medios de pago, colocar nuestro contenido estratégicamente donde pueda ser visto por su público objetivo, para, finalmente, ganarnos su confianza y apoyo a través de los medios propios y ganados. Entonces sí que podremos estar seguros de haber conseguido realizar una buena estrategia de medios digitales.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

¿Qué pasa con la industria de la música?

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La venta de música digital ha aumentado un 11% durante el primer semestre de 2015 y, por primera vez, supera en ingresos a la venta de música en formato físico.
El repunte se debe a la difusión del sistema de venta de música por streaming procedente tanto de servicios de pago como de aquellos que se costean mediante publicidad. Pero, bajo este panorama de buenos augurios para un sector castigado durante años por la crisis y la piratería se esconden una serie de matices importantes. 
Es fácil para muchos artistas ver a este tipo de servicios como un gran villano por los pobres ingresos que les reportan, las disminuciones que provoca en las ventas de discos y por la transformación en la manera en la que generaciones enteras han cambiado su forma de consumir música. Pero sería injusto olvidar que el gran iniciador de toda esta transformación fue primero Napster y más tarde Apple con el lanzamientos de iTunes. Los servicios en streaming lo único que han hecho ha sido saber adaptar su modelo de negocio a las nuevas demandas del mercado. A este tipo de servicios sí que se les puede acusar de ser parte importante de la maquinaria que está haciendo que la industria de la música siga moviéndose hacia adelante, y de ser una interesante plataforma que acerca a los artistas a millones de fans en todo el mundo. 


La estructura básica de la industria de la música está compuesta por: artistas, distribuidores,  discográficas y fans. Los artistas hacen las canciones que luego los distribuidores (Apple, Spotify) entregarán a los fans. O sea que el papel de tres de estos cuatro componentes está claro, el del otro no tanto. 
Las funciones básicas de las discográficas siempre han sido: marketing, financiación y distribución. 
Es interesante ver la manera en que las cosas están cambiando, y si las discográficas seguirán teniendo un papel relevante en el futuro. Para mí si.
A pesar de que los costes de distribución han ido desapareciendo gradualmente y de que hoy es más fácil que nunca para los artistas grabar, auto publicar su propia música, y hacer una promoción más que decente  a través de las redes sociales. La función de capital riesgo de las discográficas se mantiene, ya que las distribuidoras no parece muy interesadas en invertir su dinero en descubrir y financiar nuevos artistas; es un trabajo demasiado difícil y especializado, y las discográficas son bastante buenas en eso. Además de los costes de marketing y promoción que todo ello lleva aparejado.
Tal vez sea interesante para las discográficas entender el pasado para así poder planificar el futuro, y empezar así a plantearse un cambio en su modelo de negocio que tengan en cuenta todas estas circunstancias. Tal vez el pasado nos esté diciendo que en un futuro el negocio ya no estará en la venta de música grabada, la cual está perdiendo a pasos agigantados su valor económico, y sí en la construcción de audiencias como parte fundamental del éxito. Regalar la música  y que los fans paguen por los shows en vivo. ¿Una locura? Posiblemente, el tiempo nos lo dirá.


En comparación con la compra de archivos por descarga, los servicios de streaming tienen una serie de ventajas muchos más atractivas para los usuarios: Los usuarios pueden elegir entre millones de canciones siempre que quieran y las veces que quieran, permite crear y compartir listas de reproducción a través de redes sociales y el descubrimiento de nuevos artistas.
Su principal problema es que hasta el momento, parecen notablemente ineficaces a la hora de persuadir a los usuarios para que gasten su dinero. Muchos, ven este tipo de servicios como si de una radio se tratase, y si es una radio, ¿quién paga por escucharla? Pero a diferencia de la radio, la publicidad no puede cubrir el costo del servicio.
Por ejemplo, Spotify está disponible para casi 1,100 millones de usuarios en todo el mundo, sin embargo, tan solo 15 millones son de pago frente a 60 millones de cuentas con publicidad. Con lo que sólo el 1% de los suscriptores potenciales realmente pagan.
La cruda realidad nos dice que de más de mil millones de usuarios potenciales, tan sólo 41 millones de personas en todo el mundo pagan. Un auténtico desastre en términos de conversión.
En mi opinión la respuesta a esta situación es muy sencilla. El apetito musical de los consumidores se ha vuelto cada vez más difuso, convirtiendo a cierto tipo de música en mercancía, en un producto genérico, básico y de consumo rápido. No guardan ningún tipo de conexión con ella, por lo que siempre tenderán a buscar la opción más barata para conseguirla. En cambio, aquellos que conecten con los músicos y los vean como artistas, será más probable que vean los álbumes como auténticas obras de arte por las que vale la pena pagar. Ya sea mediante suscripción, descarga o soporte físico.
Otro de sus problemas es el precio. Un dato a tener es cuenta es que antes incluso de la revolución digital, de la piratería, y de la crisis económica, el gasto promedio en música por persona era de algo menos de 5 € al mes, con lo que la mayor parte del gasto era realizado por un pequeño número de grandes compradores.


Y finalmente la perdida de dinero. Y es que este tipo de servicios tienden a ser máquinas de perder dinero -Spotify, el principal servicio de música en streaming del mundo ,aún registra pérdidas, si bien es cierto que se espera que este mismo año empiece a dar sus primeros beneficios-. El problema es que por cada cada canción emitida, el servicio debe que pagar una cantidad a los sellos discográficos que oscila entre los $0,006 y $0,0084 por canción escuchada que multiplicados por las más de 134 millones de reproducciones que pueden llegar a tener canciones de artistas como Beyonce, nos puede dar montos de entre $804,000 a $1,3 millones por canción. Así que, cuantas más canciones emitidas mayor cantidad  de pagos, creando una importante barrera de costes que nunca encoje -Spotify dice que alrededor del 70% de sus beneficios van al pago de artistas y sellos discográficos, algo así como la nada despreciable cifra de $1.600 millones-.
La solución a esta situación, a priori, parece sencilla. Lo primero es que tanto artistas como discográficas se traguen su orgullo y empiecen a entender que el mundo ha cambiado, y que no se puede luchar contra molinos de viento. Es necesario buscar pagos más bajos por canción. Sólo así los servicios de streaming podrán ser más competitivos frente a otros servicios como YouTube -extraoficialmente el servicio de música en streaming con publicidad más grande del mundo pero con pagos de tan sólo $641 millones- y así poder ofertar unos precios de suscripción más atractivos para sus usuarios para que realmente si, el streaming sea el futuro de la industria musical.